No existe método más eficaz, que aprender con el estómago lleno. El gran reto fue vivir los valores de la marca mientras disfrutaban de su almuerzo.
– Gabriela Krüger / Directora de Marca
Que mejor que los espacios comunes para ser intervenidos, qué mejor que el comedor en donde se reúnen todos, todos los días. Sin embargo, debe existir una mejor forma de digerir los mensajes, los valores. De esa manera creamos una serie de mensajes incluidos como parte de los nombres de la carta como: Entrada: Rocoto relleno de Gentileza, Segundo: Chupe de Tolerancia, Postre: Dulce de Equidad en almíbar de Cortesía. La idea tuvo muy buena acogida por todos, logrando indices de recordación elevados. Una lúdica forma de enseñar a los colaboradores que tienen sed de triunfo.